Mi Joyita
Erase yo, un mineral, que habitaba en lo profundo de la montaña, donde la luz ni el agua llegaban, soportando toneladas de ''materiales'' sobre mis espaldas. Mis días eran vacios, no podia circular por ningun lado, pues toda la montaña de tierra, roca y sedimentos me rodeaba. Fue en aquellos días, en que pensé que sin mí, un simple mineral en el montón, habría un espacio sin llenar en el gran tumulto, y todo se vendria abajo. No tardaron en llegar las voces del exterior, voces extrañas, provenientes de afuera de este cúmulo de materia (la montaña). De a poco, haciendo zurcos estas voces llegaron al corazón de la montaña, donde habitaba yo, y con luces potentes sobre sus sombreros (la luz de H' sobre el Tzadik), utilizando sus herramientas me extrajeron de aquella pared de materia. Por primera vez ví quien era yo, reconocí mis límites, concebí que era algo, que si los hombres me extrajeron, para algo servía, a demás que para mantener en su lugar a la montaña. A la luz del Sol, miré mi rostro y dije: Soy verde, soy una esmeralda. Por un puente angosto atravesé la cantera y llegué a ''La Gran Manzana'', donde fui mimada junto a tantas otras piedras preciosas. El joyero junto a las demás, nos limpiaba y nos tallaba para que brillaramos más. Como compañeras tenía a una Perla y un Zafiro, que no tardaron en ser las figuras de la vidriera. Poco a poco, todas las piedras preciosas y objetos de valor, fueron llevados a la vidriera, pero yo, por motivos desconocidos fui guardada en el cajón. Desde mi cajón, solía escuchar del Gran Hombre que paseaba por ''La Gran Manzana'' y daba una mirada a las joyas, y lograba que todas embellescan más, al recibir la dulce mirada de este misterioso Señor. Transcurrieron meses y la situación no cambiaba, y empecé a ver a mi alrededor cual era mi defecto, a lo mejor no brillaba demasiado como el resto, o tenía algún otro defecto oculto, o mi verde era mas un marrón. Mi mundo de espejos donde se reflejaban las chispas brillantes se comenzaba a desmoronar y tenía ganas de aceptar la verdad que habia supuesto... ''Todas pueden triunfar en este negocio, yo no sirvo para esto... Mas función cumplía en la montaña sosteniéndola que aquí, en un cajón, siendo solo objeto de manipulación del joyero, y sin que el Gran Hombre por lo menos, me vea''. Fue en aquella ocación que escuche al Joyero hablar con el misterioso Señor, hablando en un misterioso lenguaje, y no podía ver, pués estaba en mi rutina de lavado, para luego terminar en mi cajón. Como de la noche a la mañana, mis compañeras, a quien yo ya les habia tomado cierta envidia, se las fueron llevando de la joyeria, y seguramente, esa charla que escuche el otro día, fue la compra de todas las hermosas joyas por parte del Gran Hombre. Bastante desconsuelo sentí ese día, estaba solita en la joyería, pensaba que mis esfuerzos por crecer como el resto fueron en vano, que mis chispas de luz no eran de igual calidad que el resto. Fue entonces que el joyero abrió su cajón, y vio a su íltima joyita (yo) y dijo: ''Mi preciada joyita, que tanto te cuidé para que no tomes ni sientas, ni veas lo que hay afuera de la vidriera. Yo se de donde vienes tú, a tí, fue más dificil sacarte de ahi abajo de la montaña, que al resto que estaban casi sobre la superficie. A tí te encontraron en el corazón de la montaña material, y en tan solo pocos meses sola te convertiste en la joya que eres, que brilla por si sola y que no necesita de la luz solamente para que ilumine (tiene luz interna). Entiendo que hayas mirado al resto y no hayas comprendido que pasaba... El porque de lo que hice, mandarlas a todas ellas a la vidriera y a tí guardarte, no tiene sentido que te lo explique ahora, solo tienes que saber que nunca debes mirar lo que tiene o la posibilidad que tiene tu compañera, nunca hagas esa clase de comparaciones, de por que yo estoy aquí, y ella allá, cada uno recibe según su nivel, lo justo que debe recibir y tiene sus pruebas de acorde a lo que puede soportar. Tampoco hagas juicios de valores de lo que vés, puesto que no sabes el fin de lo que crees que comenzaste a ver (pensar que a las otras piedras les estara yendo mejor solo porque no estaban más en vidriera o que fueron compradas por el mejor comprador, haciendo que el Ietzer Hará te haga creer que no sirves como el resto, aunque siempre debes pensar para bien). Solo observate a tí mismo, sin mirar lo que el otro tiene, y verás que lo tienes todo, si ves que te falta algo, pués es la gran prueba que tienes en el camino, y dalo por hecho, a nadie se le presentan pruebas que no las pueda superar, y más y más en este camino que te hará brillar entre las piedras preciosas. Cada piedra es única, asi como hay esmeraldas, hay rubies, diamantes, etc. A cada uno, le tocarán sus pruebas en sus respectivos destinos. Pero a ti, dulce joyita, por ser perseverante hasta este instante, y brillar pese a estar en el cajón, te he encomendado al Gran Hombre (Hashem), quién Te llevará y Te cuidará por el resto de la humanidad. Tus antiguas compañeras también llegarán a ser parte de este Gran Hombre, pero todavía tienen que sortear muchas pruebas en sus caminos.
''CUANDO TOMAMOS EL CAMINO DE BORÉ OLAM, DESDE CUALQUIER PUNTO EN EL QUE NOS ENCONTREMOS, SIEMPRE VEREMOS QUE A MEDIDA QUE QUEREMOS AVANZAR EN EL CAMINO, MÁS PIEDRAS ENCONTRAMOS, ESTE ES EL VERDADERO NISAIÓN, LA PRUEBA DEL ''ESFUERZO'', DONDE QUEDA DEMOSTRADO EL ''QUIERO'' CUMPLIR (CON LOS OJOS Y EL CORAZÓN), CON SU VOLUNTAD. HASHEM ES ABSOLUTO RAJAMIM, Y TODAS LAS PRUEBAS QUE LE MANDA A LA PERSONA, SON AQUELLAS QUE PUEDA CONCLUIR CON EXITO. RECUERDALO QUERIDO HERMANO, NO EXISTE EL ''NO PUEDO'', SINO EL ''NO QUIERO''. AFERRATE AL CAMINO, CON SIMJA, PESE A TODOS LOS VIENTOS QUE EN ESTE MARAVILLOSO CAMINO SE TE PRESENTEN. SI SIENTES QUE A MEDIDA QUE AVANZAS, HASHEM SE ALEJA, NO TE DEJES ENGAÑAR, ÉL SE ENCUENTRA MAS CERCA QUE NUNCA EN CADA ACTO DE BONDAD QUE REALIZAS. EL OJO SOLO PUEDE VER LO QUE SE LE PERMITE VER (SEFER HAMIDOT).''
CRECER ESPIRITUALMENTE PUEDE ASEMEJARSE A UN VIAJE A TRAVES DE LAS MONTAÑAS. ANIMATE RECORDANDO QUE LA BAJADA ES SÓLO UNA PREPARACIÓN PARA LA SUBIDA (LIKUTEH MOHARÁN 1:22)
By Matias Sasson